Una dentición para afrontar la vida

Dentro del gran grupo de los cánidos, el lobo y el perro comparten desde hace miles de años, un patrimonio evolutivo común: la cantidad y forma de los dientes. Solo la selección artificial y la creación de las razas, ha impactado de lleno en este patrimonio compartido.

El concepto de adaptación dental es de suma importancia en el proceso de evolución de una especie, llegando a determinar su éxito evolutivo o su desaparición por falta de adaptación a la oferta de alimentos de un nicho ecológico determinado. Crusafont y Truyols (1956) definieron los términos de hipercarnívoros y de hipocarnívoros basados en su morfología dental. VER DENTADURA Y EVOLUCIÓN

En la imagen a continuación, puedes apreciar la fórmula dental decidua («dientes de leche») con un n = 28, así como la fórmula dental permanente, con un n= 42.

La dentición en el lobo y en el perro (también en otros cánidos) se clasifica como DIFIODONTA porque tiene 2 generaciones de dientes (de leche y a continuación permanentes) y HETERODONTA porque está formada por distintos tipos de dientes (incisivos, caninos, premolares y molares).

En estas fórmulas dentales descriptas a continuación, con un fin didáctico, los dientes se describen con una letra para la función, un número para la cantidad, y se cuentan por hemimandíbula y hemimaxilar y se multiplican por dos. Existen muchos métodos para identificar el tipo, la situación y localización de los dientes.

Siguiendo la clasificación de Martin (1989), los cánidos son carnívoros que se caracterizan, en cuanto a su dentadura, por tener la dentición más primitiva dentro de los caniformes, ya que no han sufrido reducción o pérdida de piezas en la evolución. Conservan el tercer molar y un talónido bicúspide en el primero (Fernández Salvador, 1996).

Los cánidos ocupan una gran variedad de hábitats en el mundo, desde los desiertos más hostiles a la Antártida y los trópicos. Dentro de esta familia se encuentran especies con pautas de conducta y comunicación muy elaboradas, que permiten la cohesión del grupo, así como tareas grupales de búsqueda de alimento y caza. Un claro ejemplo de la Familia Canidae, el lobo (Canis lupus), es una especie de depredador flexible y oportunista (Peterson y Ciucci, 2003) que habita en todos los tipos de vegetación presentes en el Hemisferio Norte, y es uno de los mamíferos más adaptables (Mech y Boitani, 2003). La mayoría de las especies son maduras sexualmente con un año de vida, excepto el caso particular del lobo, que no alcanza la madurez sexual hasta el tercer año de vida aproximadamente. Las crías suelen abrir los ojos entre los 7 a 15 días, siendo cuidadas y amamantadas hasta la aparición de los primeros dientes, entre la tercera y cuarta semana de vida.

El cachorro de lobo, al igual que el de un perro, nace sin dientes. En las primeras tres semanas de vida comienza con la erupción de la dentición de leche, hasta completar un total de 28 piezas deciduas (“de leche”).

Si falta un diente deciduo, también faltará el permanente, ya que ambos se desarrollan a partir de los mismos tejidos embrionarios (Wiggs y Lobprise, 1997).

Estos dientes de transición, son reemplazados por una dotación permanente de 42 dientes repartidos en los siguientes grupos funcionales:

GRUPOS FUNCIONALES DE DIENTES EN LOBOS Y PERROS

INCISIVOS

Número total: 12 (6 superiores o maxilares y 6 inferiores o mandibulares). Los incisivos son relativamente anchos, sin ninguna especialización funcional, salvo las de ritualización sexual (display), acicalamiento (Hawkins, 2003) o advertencia, cuando se exteriorizan, junto con los caninos, retrayendo los belfos (labios superiores).

Se hallan dispuestos verticalmente y muy juntos entre sí. Aumentan de tamaño del primero al tercero (de la posición central a la lateral). Forman un bloque con una ligera convexidad labial (externa) y concavidad lingual (interna). Los incisivos superiores son trilobulados, denominándose esta formación como “flor de lis”, debido a la similitud con esta figura, mientras que los incisivos inferiores son bilobulados.

CANINOS

Número total: 4 (2 superiores o maxilares y 2 inferiores o mandibulares). Los caninos, también denominados colmillos, son grandes, cónicos y curvos. Están separados del tercer incisivo superior por un diastema (separación entre dientes) que es ocupado por el canino inferior o colmillo inferior cuando la boca está cerrada.

PREMOLARES

Número total: 16 (8 superiores o maxilares y 8 inferiores o mandibulares). Los premolares presentan proyecciones agudas con bordes cortantes. Están comprimidos lateralmente y separados por pequeños espacios entre sí. No existe precursor deciduo del primer premolar (Hawkins, 1992).

MOLARES

Número total: 10 (4 superiores o maxilares y 6 inferiores o mandibulares). Ocupan el lugar más caudal en la distribución anatómica. La superficie masticatoria es cuadrangular y multilobulada. En condiciones normales se encuentran 4 molares superiores (2 en cada hemimaxilar) y 6 molares inferiores (3 en cada hemimandíbula). No existen precursores deciduos de los molares (Hawkins, 1992). Los carnívoros en general cuentan con menos superficie masticatoria, y dentro de ellos la familia Felidae mucho menos que la Canidae (Gorrel, 2010).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

TESIS DOCTORAL. Estudio comparativo de diferentes métodos de determinación de la edad en el lobo ibérico, Canis lupus signatus, (Cabrera, 1907).

Técnicas imaginológicas, histológicas, biométricas y de apreciación visual.

Departamento de Medicina, Cirugía y Anatomía Veterinaria. Universidad de León

Adrián Romairone Duarte León, 2015