BOROUGH MARKET, Londres. Enero de 2024.
LUCA y NEO, su fiel amigo
Durante un paseo por uno de los mercados más antiguos y concurridos de Londres, tuve la oportunidad de ver la omnipresente imagen de un mendigo con un perro, en una gran ciudad. De la situación capturada en la imagen, se pueden extraer muchas conclusiones, que van, en primer lugar, desde la continua explotación del perro como reclamo , pasando por la ancestral teoría de la fuente de calor mutuo, hasta llegar a reconocer la eterna y desinteresada compañía al ser humano, aunque la explotación más miserable esté detrás de esa idílica imagen.
Pude ver a mucha gente acercarse para darle dinero (yo lo hice también). Otras personas le trajeron un sandwich, un helado y una botella de agua. Mi donación tenía la finalidad de pedirle permiso para poder sacar una foto al perro, pero no pude aguantar la tentación abriendo el cuadro para incluir también a la persona, ya que podía ilustrar muy bien mi idea de la incondicionalidad canina y el sometimiento producido por el ser humano y sus circunstancias.
No suelo dar limosnas en la calle, porque sospecho el papel que podrían jugar muchas mafias en este próspero negocio, pudiendo afectar con mucho impacto a la explotación de personas, o en casos individuales, contribuir con la financiación de una adicción que lo tiene completamente destruido. En este caso, sucumbí a todo tipo de convicción, y a través de una exigua donación, pude conseguir mi mezquino objetivo: la foto.
VOLVIENDO A LUCA y su perro NEO. Las risas de un grupo de hombres cercanos a la situación, y el diálogo jocoso entre ellos, ponía en evidencia lo que parecía ser un logro más del pícaro mendigo, o en el otro extremo, la burla a los incautos que colaboramos con él, o con sus vicios. NEO permanecía ajeno a la situación, inmerso en el sopor de un sueño y protegido del frío húmedo de la ribera del Támesis.
Ni los comentarios ni las risas me llevaron a desistir de mi propósito de acercarme a NEO para intentar comprender una vez más, cual es el lazo invisible que une el perro al hombre. LUCA le sujetó la cabeza a NEO intentando que mirara a la cámara, y la imagen que pude contemplar, fue la de un perro tranquilo, seguro en el regazo de su compañero, y con una fugaz mirada de sueño interrumpido, que estoy seguro que hubiera desaparecido al instante, si LUCA lo hubiera estimulado a seguirle o a comer. La deformación profesional me llevó a detectar una congestión en los ojos junto a una posible alteración en uno de los párpados, pero no era ni el momento ni el lugar para entablar una conversación al respecto.
Una vez más, es posible comprobar la contribución del perro a la vida en sociedad, al bienestar de las personas, aportando calor y compañía, también como reclamo ante una sociedad muy sensibilizada con la tenencia de animales de compañía, y sobre todas las cosas, dejando muy claro que la alianza entre el perro y el hombre sigue tan vigente como en sus inicios, hace más de 20.000 años (y quizás, en un futuro, la ciencia nos diga que son muchos más..)
Parafraseando el poema de un cantautor argentino, José Larralde, me gustaría decirle a LUCA que «si esta copla llegara hasta tu oído, no pienses que te estoy utilizando, la sucia diferencia que existe la inventó Dios como castigo, que habremos de pagar, tarde o temprano, teniendo el alma por testigo» (cursivas del poema LA ESTATUA DE CARNE, de José Larralde).